¿Cuándo crees que se inventó la cremallera? Posiblemente estés pensando que como se trata de un mecanismo muy sencillo existe desde hace miles de años ¿verdad?… Bueno, pues aunque te parezca increíble, la cremallera es un sistema bastante moderno, creado a principios del siglo XX.
¡Su aparición fue muy importante! Piensa que antes de que existiera este genial artilugio la ropa se cerraba con botones. Esto suponía un problema porque por ejemplo, los vestidos de las mujeres eran largos hasta los pies y necesitaban muchísimos botones. Como te puedes imaginar resultaba muy fastidioso y lento tener que abrocharlos y desabrocharlos todos, uno a uno.
A esto hay que sumarle que también las botas y otras prendas los llevaban. ¡La tarea de vestirse y desvestirse era el cuento de nunca acabar!
Durante el siglo XIX diferentes ingenieros se esforzaron en crear sistemas de cierre más prácticos, pero ninguno fue realmente bueno y todos fracasaron. Por fin, un ingeniero sueco llamado Gideon Sundbäck, se propuso encontrar la solución definitiva. Para ello recopiló información sobre los inventos anteriores y estudió cómo mejorarlos. En 1914 logró fabricar un cierre que funcionaba perfectamente y que es el que hoy conocemos como cremallera.
¡La idea era estupenda! Consistía en coser muchos dientes de metal, todos igualitos, en dos cintas que se colocaban de forma paralela, de tal manera que al pasar sobre ellas un carrito se entrelazaran formando una única pieza. Como al pasar el carrito para abrir y cerrar hacía un ruido parecido a ‘¡zip!’, el sistema se bautizó con su nombre definitivo: ‘zipper’ (que es como se dice cremallera en inglés).
Sundbäck tuvo el presentimiento de que su invento iba a tener mucho éxito en el futuro y ni corto ni perezoso se puso a inventar las máquinas necesarias para fabricar cremalleras a tutiplén y sacarlas al mercado.
No se equivocó. Su uso pronto se extendió a diversas prendas, incluidos los pantalones. Más tarde, durante Segunda Guerra Mundial, se emplearon en trajes de pilotos y en algunas bolsas. Las ventas se dispararon cuando, al terminar el conflicto, se utilizaron también para cerrar botas de goma.
Hoy en día sigue habiendo cremalleras con dientes de metal, pero gracias a los avances tecnológicos también pueden ser de nailon o de plástico. La variedad es tan grande que hay cremalleras de muchos colores, materiales y diseños, a gusto del consumidor y de las tendencias de la moda.
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