Existió una vez un calderero muy pobre, que vivía en una casa humilde junto con su mujer y sus cuatro hijos en una pequeña aldea de Salamanca.
Todos los días trabajaba duro para poder ganar algo de dinero, y usaba en un pequeño cobertizo una madera vieja como yunque.
Una noche, el calderero soñó que si iba al puente de Salamanca, encontraría una enorme bolsa llena de monedas de oro. Al día siguiente le dijo a su mujer:
– ¡Debo partir de inmediato a Salamanca! Soñé algo y sé que es cierto…
Y así fue cómo el hombre partió de inmediato hasta la ciudad en busca del puente. Pero cuando al fin llegó y lo encontró, después de un duro viaje no exento de peligros, no encontró la bolsa con dinero por ninguna parte.
Aún así, no se dio por vencido, y día tras día, cavaba en los alrededores del puente, hasta que el décimo día, ya desfallecido, se echó a descansar. Entonces llegó un feriante. Ese día, los puestos artesanales llenarían el puente. Al verlo allí tumbado le preguntó:
– ¿Qué le pasa? ¿Necesita ayuda?
– No, muchas gracias, buen hombre… tuve un sueño. Junto al puente encontraría una bolsa con dinero, pero llevo diez días cavando y no lo encuentro…
– ¡Ja, ja, ja!- rió entonces el feriante- ¡Anda que si todos hiciéramos caso de nuestros sueños! Yo mismo soñé varias veces algo parecido… con una bolsa llena de monedas de oro que supuestamente hay enterrada bajo una madera vieja que un calderero usa como yunque. ¡Y no por ello voy a ir a una aldea lejana a ver si es cierto!
El hombre entonces se despidió y regresó a su casa. Con la pala, cavó bajo la madera que usaba para el trabajo y, efectivamente, allí encontró lo que buscaba: una gran bolsa repleta de monedas de oro. Desde entonces, la familia vivió sin apuros y tuvo todo lo que necesitaba.
Fin
¿Qué te pareció este cuento? Yo creo que el esfuerzo y la perseverancia de este buen hombre tuvo su recompensa. ¿No te parece?
Seguro que si estudias mucho vas a tener excelentes resultados! Un beso grande! 💚
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